HISTORIA DE LA TEOCRACIA ECUMÉNICA

La Teocracia Ecuménica es, en si misma, una Comunión Soberana. Nacida de la voluntad de Dios, y por obra de El, en fidelidad a El se fundamenta. Nacida en los origenes, protegida por la solicitud Divina, fortalecida por amor del Pueblo de Dios, procurando captar toda la realidad y sabiduría de El, corregiendo sus propios errores, procurando adaptarse al ministerio que le competía, la Teocracia es hoy una magnífica tarea de trabajo.

Tuesday, September 27, 2005

HISTORIA DE LOS CHARRÚAS Y MINOANOS

Se presume que la población de Uruguay incursionó en el territorio en forma sucesiva, al principio por el norte, asignándoles una antigüedad aproximada de 9.000 años AC.

A los pobladores de estas zonas cercanas se les llamó Fuéguidos, Láguidos y Pámpidos, siendo estos últimos ( los Pámpidos), los ancestros de nuestros Charrúas. Debemos aclarar que antes de los Charrúas entraron al país otras poblaciones de las cuales quedan restos de cerámicas y aparentemente habrían sido recolectores, pescadores, e incipientes agricultores.

Hubo mucho movimiento de pequeñas poblaciones de indios siendo interesante citar los que construyeron los conocidos "cerritos" que están en el este del Uruguay; estos indios serían sedentarios y en parte nómade, pero no eran de etnia Charrúa. Como dijimos la macroetnia Charrúa era racialmente Pámpida (cazadores superiores), de características físicas bien desarrolladas, altos, estéticos, y de carácter muy firme, se llamaban a sí mismos "Chonik", que en idioma Tehuelche significa "nosotros los hombres", y eran descendientes de pobladores de la primera oleada que llegó al continente de origen australoide, según Paul Rivet.

La altura de los Pámpidos oscilaba entre 1.70 mt y 1.83 mt, (Chaco y Patagonia), cráneo voluminoso, pómulos y mentón poderosos y salientes, y el índice nasal leptorrino (nariz larga y delgada). Corte atlético y equilibrio de las masas musculares, poco dimorfismo sexual, color del cutis oscuro y bronceado, ojos oscuros, pelo lacio y duro. Los Pámpidos fueron ocupando las llanuras argentinas por los indios Pampas, Neuquen por los Puelches, el Chaco por los Guaycurúes, los Onas Tierra del Fuego y la Mesopotamia de Corrientes y Entre Ríos y la Banda Oriental, por los Charrúas.

Los Guaraníes –que no pertenecían al tronco racial pámpido-,se diferenciaban de los Charrúas por ser más bajos, de cabeza mas redondeada, cuello grueso, brazos musculosos aunque piernas cortas y débiles, pómulos poco salientes, y otro detalle que los diferenciaba de los Charrúas era que el color de su piel era más amarillento, y se les denominó brasílidos o amazónidos, por su origen racial.

En los primeros relatos de los expedicionarios del siglo XVI, se menciona a los Charrúas ubicados en el sur del territorio uruguayo. Posteriormente el nombre de CHARRÚA sirvió para nombrar a la macroetnia integrada, además de los Charrúas, por los Minuanes y /o Guenoas , los Bohanes, los Yaros, Chanáes, y otras parcialidades, que probablemente descendían del tronco común Pámpido (A los Yaros algunos autores no los incluyen en la macroetnia Charrúa, y los relacionan mas bien como del tronco racial Láguidos, ya que eran más bajos, sus caras eran redondas, y el color de su piel diferente).

En 1763, el P. Dom Antoine- Joseph Pernetty hace una descripción de los Minuanes donde se refería a los mismos como bien conformados, con cuerpo erguido. De pecho ancho y músculos bien definidos; las mujeres eran bastante más pequeñas. En las caras destacaba el tamaño de los ojos, frente alta, labios de mediano grosor y cabellos negros largos y el color de su piel era : ..."cobre rojobronceado...". Félix de Azara durante su permanencia en América (1781- 1801), indica que los Charrúas son una pulgada más altos que los Españoles, ..." pero los individuos más igualados y bien proporcionados, sin que entre ellos haya contrahecho o defectuoso, ni que peque de gordo ni en flaco.

Son altivos, soberbios y feroces; llevan la cabeza derecha, la frente erguida, y la fisonomía despejada. Su color se acerca tanto o más al negro que al blanco, participando poco de lo rojo. Las facciones de la cara, varoniles y regulares; pero la nariz poco chata y estrecha entre los ojos. Éstos algo pequeños muy relucientes, negros, nunca de otro color, ni bien abiertos. La vista y el oído doblemente perspicaces que los de los españoles. Los dientes nunca les duelen ni se les caen naturalmente, ni aún en edad muy avanzada, y siempre son blancos y bien puestos.

Las cejas negras y poco vestidas. No tienen barbas ni pelo en otra parte, sino poco en el pubis y en el sobaco. Su cabello es muy tupido, largo, lacio, grueso, negro, jamás de otro color, ni crespo, ni se les cae; sólo encanece a medias en edad muy avanzada. La mano y pie algo pequeños y más bien formados que los nuestros; el pecho de las mujeres no tan abultado como el de otras naciones de indios". En 1839, el naturalista D’ Orbigny , en su publicación "El Hombre Americano" manifiesta respecto a los Charrúas: " ... Las formas de los Charrúas son, como las de los Puelches, macizas en extremo; siempre muy carnosos , no están empero sujetos a la obesidad, tan común en los Guaraníes. Sus hombros son anchos, su cuerpo proporcionado, sus miembros bien fornidos, sus manos y pies pequeños; las mujeres de las mismas proporciones, tienen el cuello bien hecho, el cuerpo ancho, sin que nunca la cintura sea mucho más estrecha que el resto del cuerpo.

Los Charrúas tienen la cabeza grande y el rostro ancho; los pómulos algo salientes; la nariz bastante estrecha en la base: Hundida en esa parte, gruesa en la extremidad, de fosas anchas y abiertas; las cejas salientes; fuertemente arqueadas, con poco pelo; los ojos pequeños, negros, hundidos, tal vez algo cerrados, pero horizontales; los labios gruesos; la boca grande; los dientes hermosos y que jamás se caen; la barba rala...",..." sus cabellos son largos , negros, gruesos y lacios. El conjunto de sus facciones da al rostro un aspecto serio y a menudo feroz; se descubre raramente en sus jóvenes ese aire gozoso y abierto de algunas otras naciones...". Dámaso Antonio Larrañaga refiere en 1813: ..."los ojos algún tanto oblicuos y no tan chicos como se ponderan; la cara más bien larga que ancha, la parte inferior del rostro estrecha y anchas las espaldas, la frente no muy chica, los dientes muy bien conservados y muy iguales; la boca y labios regulares, nariz un poco aguileña, pies y manos pequeños. En una palabra nada tienen de monstruosos ni deformes los hombres primitivos del país que ocupamos y que eran los verdaderos dueños de la campaña...".

El sargento mayor Benito Silva, que vivió con los Charrúas, en 1841 aseguraba que: ..." son bastantes blancos, principalmente las mujeres, el sol, el polvo, la grasa de los cueros en que se acuestan y con que se cubren contribuyen a ennegrecer su cuerpo. Y su pelo es castaño oscuro y liso." La etnografía de los Chaná- Beguaes es escasa según Azara:..." no ceden a los Charrúas en la estatura y las proporciones. Los varones 1.70 mt y 1.65 mt las mujeres, y sus cráneos altos (hipsicéfalos) presumiblemente el resultado del repetido mestizaje de Pámpidos y Láguidos." Por el lado del este uruguayo, donde se encuentran casi 5.000 cerritos de indios, ( Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo, este de Tacuarembó y sur de Rivera) estuvieron probablemente los llamados "tapuias", pobladores prehistóricos que mestizados con los Guaraníes en esa zona, dieron origen a los Arachanes, cuyo cabello era revuelto y encrespado y que regularmente tenían guerrillas con los Charrúas (según narración de Díaz de Guzmán en 1612).

A través de los relatos en distintas épocas hemos visto pequeñas evoluciones en la tipología física del Charrúa, lo que indicaría un mestizaje acrecentado en los últimos tres siglos de su existencia, principalmente con integrantes de las otras parcialidades indígenas que se consideraban pertenecientes a la macroetnia Charrúa. También existió mestizaje con Guaraníes y con los inmigrantes blancos.

La unión sexual entre los Charrúas eran tanto en forma de matrimonios monogámicos o uniones esporádicas y poligámicas ( se trata de una poligamia especial, es decir, una mujer nunca tenía más de un marido, y cuando veían que su esposo tenía otra mujer lo abandonaban, apenas encontraban otro del que podían ser esposas únicas). Había mucha libertad para divorciarse, en ambos sexos, pero teniendo hijos, generalmente los matrimonios eran duraderos. En caso de adulterio, éste no tenía otra consecuencia máxima que algunos puñetazos que la parte ofendida aplicaba a los infractores, y esto solo si los apreciaba infragantemente. Esas uniones se realizaban entre integrantes del mismo grupo, pero muchas veces de tribus diferentes. Según Azara, nunca pertenecían en el celibato, y se casaban cuando sentían esa necesidad. El varón pedía la hija a los padres, y si éstos lo aceptaban, la llevaba. La mujer nunca se negaba y se casaba con el primero que llegaba, aunque fuera viejo y feo. Desde que se casan forman una familia aparte y el hombre trabaja para alimentar la nueva familia. El varón al formar una familia ganaba el status de adulto
y posteriormente llegaba a ser un guerrero.

En la parcialidad de los Minuanes, había algunas diferencias, ya que los Caciques tenían el privilegio de poseer varias mujeres. Los hombres se casan cuando ya son bien maduros, y las mujeres por el contrario cuando son muy jóvenes. Las tareas de las mujeres eran múltiples, armaban las tolderías, desollaban las reces, cocinaban, pulían las bolas de piedras, confeccionaban los quillapís, y recolectaban algunos alimentos; tenían un papel importante en las mudanzas frecuentes de sus tolderías de un sitio a otro, llevando sus niños atados a la espalda o a pie, mientras que sus esposos se trasladaban a caballo con sus armas , prontos para cazar la presa que divisaran en el campo.

Las madres criaban y enseñaban a sus hijos sin castigarlos; a las niñas los menesteres propios de su sexo para cuando fueran mayores y a los hijos los educaba mas bien el padre a quienes acompañaban en las cacerías y practicaban continuamente el manejo de lanzas, flechas y boleadoras. Entre los minuanes en cambio, era más frecuente que los hijos después del amamantamiento fueran entregados a algunos de los parientes ya casados, quienes se encargaban de su educación. Las crónicas nos dicen que hubo casos en que algunas madres que querían a sus pequeños, en situaciones de guerra, y en la necesidad de no ser descubiertos y preservar la vida de los integrantes de la tribu, ante la posibilidad de que lloraran y los descubrieran se vieron forzadas a sacrificar alguno de los niños de pecho.

En tiempos de paz los Caciques, tanto Charrúas como Minuanos, se trataban de igual a igual con los gobernantes y con el Cabildo de Montevideo, de este modo, entre otras cosas obtuvieron reconocimiento de sus parcialidades como Nación, lo que les permitió concertar varios acuerdos en representación de todos los indios ( Nación). Han quedado pocos nombres de Caciques, sólo los más antiguos, tales como Zapicán, Abayubá, Tabobá, Magalona, etc, pero posteriormente tomaron la costumbre de adoptar nombres de personajes, tales como el Cacique Brown, Lecor, Rondeau, Sepé, Barbacena, etc. de quienes habían oído hablar, pero el más poderoso y que fue el nexo de unión entre la barbarie y la civilización naciente, en tierras del Rio Grande del Sur, cuando los primeros portugueses llegaban al litoral, y colonizaban la Colonia del Sacramento, recién fundada en Prata (1.680), en uno de los afluentes del Cebollaty, fue un Cacique de origen español de nombre y apellido, D. Miguel de Ayala, mas conocido como Viejo Zapata. Era hijo del original Viejo Zapata, y de una Princesa Minoana; Don Miguel de Ayala o Don Miguel de Caray, fue el último rey de los Charrúas y Minoanos. Gracias a él los Minoanos debido al culto que le profesaban, dispensaban a los blancos y negros, fueran españoles, fueran portugueses, compañeros de guerrilla un hospitalario recibimiento. D. Miguel tenía especial fe en el Arcángel San Miguel.