HISTORIA DE LA TEOCRACIA ECUMÉNICA

La Teocracia Ecuménica es, en si misma, una Comunión Soberana. Nacida de la voluntad de Dios, y por obra de El, en fidelidad a El se fundamenta. Nacida en los origenes, protegida por la solicitud Divina, fortalecida por amor del Pueblo de Dios, procurando captar toda la realidad y sabiduría de El, corregiendo sus propios errores, procurando adaptarse al ministerio que le competía, la Teocracia es hoy una magnífica tarea de trabajo.

Saturday, June 10, 2006

REENCUENTRO CON EL TIEMPO


El hombre, en su caminar en el tiempo, a buscar el crecimiento y a desvelar nuevos horizontes, no puede olvidar aquello que paso, el tiempo que fue antes de el y de su presencia en este mundo, se tornaría un viajero perdido, sin rumbo, sin objetivos, sin ideales.

¿ Por que decimos esto?, Porque, si avanzamos en el tiempo sin coger las lecciones que los antepasados nos dejaron, correremos el riesgo, siempre presente, de cometer las mismas faltas y buscar los mismos desvíos, huyendo del camino iluminado que lleva al verdadero crecimiento interior.

El hombre no dispone de tiempo, en su vida presente, para rehacer por si mismo, y reconstituir toda la experiencia de aquellos que aqui estuvieron antes de el. Esta verdad impone un principio a ser observado y un modo de vida a ser seguido, observar siempre lo que ha sucedido, no en nuestra única vida, pero si en las vidas de aquellos que nos precedieron. Coger por observación, ejemplos y lecciones, para que no se incida en los mismos descaminos.





Esto vale para la vida privada, personal, de cada cuál, como igualmente vale, y de forma especialísima, para la vida de los pueblos y de las comunidades. Los gobernantes que nos precedieron dejaron ejemplos positivos o menos positivos. Apenas alabarlos, o criticarlos, no es suficiente. Importa reencontrarlos en el tiempo, aprender sus lecciones, las lecciones de sus vidas, por el conocimiento exacto de sus actitudes, de sus opciones, de aquello que dio resultado.

Este es el reencuentro con el tiempo, donde conocemos otros hombres, otros seres que nos precederán, que nos legarán ejemplos y lecciones que pueden ser útiles en la dirección de nuestro caminar. La mayor honra que podemos dar a quién ya paso es justamente la observación de su vida, de su obra, y la complementación posible de aquello que fue hecho. O, para los ejemplos menos positivos, debe ser un consuelo en el plano espiritual, para el que cometió errores, registrar en su historia el hecho de sus faltas serviran para orientar en el propio camino del Crecimiento




Dom Saul