HISTORIA DE LA TEOCRACIA ECUMÉNICA

La Teocracia Ecuménica es, en si misma, una Comunión Soberana. Nacida de la voluntad de Dios, y por obra de El, en fidelidad a El se fundamenta. Nacida en los origenes, protegida por la solicitud Divina, fortalecida por amor del Pueblo de Dios, procurando captar toda la realidad y sabiduría de El, corregiendo sus propios errores, procurando adaptarse al ministerio que le competía, la Teocracia es hoy una magnífica tarea de trabajo.

Tuesday, October 18, 2005

SAN CONSTANTINO "EL GRANDE"


Mucho es lo que se puede decir de Constantino, el gran emperador romano que se destacó como militar y hombre de mando férreo, pero aquí nos dedicaremos a analizar su influencia en el futuro Imperio Bizantino.

Como reseña de su vida de César y Augusto podemos decir que venció a todos los enemigos internos, todos grandes hombres, Maximiano, Licinio, Magencio, aún con ejércitos menores en número.

Cuando estuvo solo al frente de Roma consolidó las reformas de Diocleciano, aunque él fuera el principal responsable del derrumbamiento de la Tetrarquía, debido a sus ambiciones personales.
En cuanto al ejército dio mayor importancia a la caballería, tanto en número (aunque seguía siendo inferior a la infantería) como en la parte estratégica.

Su decisión en el año 325 de fundar una nueva capital sobre Bizantium, antigua colonia griega, transformó el mundo romano como ninguna otra, significando al mismo tiempo el acta de defunción para el mundo romano occidental, ya lejos de la capital y casi abandonado a las invasiones de los bárbaros, y la milenaria perduración del Imperio en Oriente, más próspero y estable, económicamente pujante y con grandes cantidades de terreno cultivado y en paz.
Iluminado por supuestas visiones cristianas, como la famosa visión de la cruz antes de la batalla de puente Milvio contra Magencio en Roma, en otra de sus grandes decisiones dio libertad a los cristianos para ejercer su culto en el Imperio (si bien esto era iniciativa de Licinio cuando éste era el amo de oriente, Constantino hizo suya la idea plasmada en el edicto de Milán), y asimismo estimuló la construcción de iglesias, aunque sin prohibir a los paganos, lo que significó un cambio enorme para el nuevo Imperio, que con el tiempo derivó en el Imperio cristiano de Bizancio.
Preocupado por las polémicas entre los cristianos ortodoxos y los arrianos, que eran muchos y tenían especial preponderancia en el ejército y los bárbaros que vivían en el Imperio, y consciente de que se necesitaba una sola religión unificada y fuerte, convocó al concilio de Nicea en 325, donde finalmente se condenó a Arrio y al arrianismo.

Acostumbraba aparecer en público, en los concilios y ante la corte vestido con las ropas mas lujosas, cargado de adornos de oro, al estilo oriental, marcando un antecedente del emperador que gobierna rodeado de riquezas en nombre de Dios, aunque Diocleciano ya había dado muestras de ello en su corte de Nicomedia.

Este hecho no impidió su bautismo cristiano en su lecho de muerte, tal vez con la esperanza de la redención y perdón, ni su santificación por parte de la Iglesia, la cual le debe gran parte de su existencia, y su afianzamiento en el Imperio.