La Teocracia Ecuménica y su misión.
.
La Teocracia Ecuménica es, como deja claro el propio nombre, una Comunión Universal que propugna por el respeto a las Leyes Basilares de Dios, en el sentido de un contexto social y político construído sobre el pleno dominio de la justicia social.
.
No es una reconstrucción arqueológica, artifical e inadecuada al tiempo. Es la permanencia de valores históricos y espirituales, en su realidad, en su excepcionalidad humana – si así se quiere decir – vuelta para el bien del Pueblo de Dios, observando continuamente la constitución necesaria, denterminada e incuestionable, de su IMPERIO.
.
Esa excepcionalidad humana, como muy acertadamente dice alguien (1), es aquella de las Familias – al ser electas – que no abandonaron, ni olvidaron el oficio que les fue concedido e impuesto.
.
Si las Dinastías tienen una misión de gobierno y de trabajo por el bien de sus pueblos, esa misión luminosamente distinguida por el oficio de ¡coautoras de la obra de redención, que les compete!
.
La Monarquía – como puede ser perfectamente e indiscutiblemente, señalado a lo largo de los milenios – es una institución sagrada, propuesta por el Señor y a imitación, aún que pálida, de su Sagrada Potestad.
.
No existe Monarquía sin fundamento religioso y sin directrices espirituales; así como no existe gobierno – cualquiera que sea su función – sin sólido fundamento ético. Cuando esos fundamentos, que buscan el bien común – son olvidados – los gobernantes pasan a hacer el mero juego de intereses de intercambio de favores para mantenerse en el gozo inícuo de situaciones, priviliegios y favores, en el vergonzoso juego de “dar y recibir” - ¡ más que conocido ¡.
.
La Teocracia Ecuménica no es – por ello – institución o comunión dogmática, exclusivista, intolerante. Es una Comunión Ecuménica, en donde participa toda aquella corriente filosófica o religiosa que busca – basilarmente – el bien del pueblo de Dios, en el amor a El, y el ¡ respeto de sus Leyes ¡.
.
Todos sus miembros, cuaquiera que sea la posición o el oficiio específico, practican el necesario e incuestionable respeto mutuo.
.
Vanidades, ambiciones mezquinas, supremacías, pretendidas superioridades – en ella no tienen lugar y mucho menos voz de orientación ¡.
.
El Mayor debe de hacerse orientador y servidor del Menor. El Príncipe – que lo es porque Dios así, por Su Voluntad lo determinó – es señor y orientador, mas es fundamentalmente hermano y Servidor. No desprecia, no humilla, no observa desde lo alto, no calumnia. Antes de eso, acoge con amistad y respeto, observa como hermano y amigo, incentiva la cultura naciente, ofrece –con discreción – la sabiduría y el conocimiento que posee.
.
Así Ordenó el Redentor. Así enseñarán aquellos que Dios envió a este mundo, a través de los tiempos, ¡ para todos los pueblos ¡.
.
En el contexto de la Teocracia Ecuménica, los Príncipes detentan un oficio espiritual, de connotación y objetivo trascendental – en el servicio de Dios, que es también el servicio a Su Pueblo.
.
Cualquier autoridad solo es eficaz cuando se ejerce a partir de valores éticos e ideológicos. Es inocua y perjudicial la presencia de un Príncipe de aquel tipo, en que la unica “virtud” es la vanidad, ¡ y la megalomanía ¡
.
Ese “tipo” de Príncipe viola la sacralidad del ministerio que es inherente a la cualidad principesca.
.
Si el carácter hereditario confiere graciosamente esa cualidad, en cuanto Título, solamente la virtud, la gentileza, la bondad, el amor de Dios, y el amor efectivo del prójimo pueden mantenerla y dignificarla.
.
En la Teocracia Ecuménica, pues, los títulos y cualificaciones tienen una connotación muy especial, fundada más allá de estos planos de vida.
.
Las Dinastías Teocráticas, más allá de sus fundamentos históricos y sociales, tienen una base espiritual y un oficio propio.
.
Ellas son memoriales, es cierto, más son igualmente misionarias, incentivadoras del bien, de la justicia, del buen ejemplo. Promotoras de valores eternos y promotoras de un ministerio activo en la conciencia del Pueblo de Dios y en la construcción permanente, diuturna, eficaz de Su IMPERIO.
.
De un modo especial, aquellos Dinastas que ejercen – en el contexto de la Ortodoxia Primitiva – una preparación activa del Reino, como Teócratas, deben ejemplificar valores y conciencia de Justicia.
.
El Imperio de Dios es un imperio espiritual y una construcción permanente. Nosotros lo levantamos todo el día, por nuestras palabras, actitudes y obras. Y hasta lo levantamos y fortalecemos con nuestros pensamientos y nuestros sueños.
.
Nosotros lo consutruímos en el mundo exterior, a la vista de todos, con nuestras Instituciones y nuestras acciones. Y lo construímos en nuestro interior, en nuestra única propiedad eterna, personal e indestructible, ¡ en nuestra alma ¡.
.
Importa no olvidar, que nuestra obra en el mundo, nuestros actos, palabras acciones, reflejan indudablemente la obra que realizamos en nuestro propio mundo interior
.
Una de esas construcciónes depende, pués, de la otra ¡ y en ella se refleja ¡
.
Importa, en consecuencia, los Príncipes y Teócratas trabajen armoniosmante su Imperio interior – para que la obra exterior sea también lo mas perfecta posible – y para que la construcción social del Imperio de Dios no sea en nada disminuída y ofendida.
.
¡Quien tenga oídos, que Nos oiga!, ¡ Quién tenga Fe y Esperanza, que observe y cumpla!
.
Dios a todos copiosamente Bendiga.
.
De Nuestra Sede a los 6.01.2007 A.D.
Dom. Saul III Kaesar Augustus,
Pro-Patriarca Ecumênico,
Moderador da Teocracia
N o t a
.
(1) - S.M.I.R.A. Kyros Ioannès Daniel I Khristophoros, Basileus Basilion, Mégas Basileus
1867-1923.
Mensagem ao Consistório Sagrado. 1921.
.
Reg. Nº0107/2007 A.D.